Hay muchas novelas de fantasía que basan su mitología en la cultura nórdica, japonesa… En su caso, ¿se han inspirado en alguna cultura existente?Nos inspiramos en varias culturas, pero también queríamos crear algo único. Tomamos elementos de la cultura celta, aunque no es la única, hay también una mención explícita a la falcata, que es una espada de filo curvado originaria de la Iberia prerromana. En realidad este es un universo propio creado con total originalidad. Los dos estamos muy satisfechos con el trabajo demencial de worldbuilding (construcción de mundos) que hemos llevado a cabo y que pensamos disfrutarán especialmente los lectores. Sobre todo porque está al servicio de la trama y de la acción.

¿Y qué otras referencias de historias de fantasía han tenido?Lo cierto es que los dos somos unos lectores compulsivos de toda clase de
géneros, no siendo especialistas o especialmente seguidores del género fantástico. Leemos de todo, en géneros muy distintos y esto creemos que es algo que le ha dado una frescura y complejidad especial a la novela. Si tuviéramos que mencionar algunas, sin duda estarían Aldous Huxley, George Orwell, por supuesto J.R.R. Tolkien, Philip K. Dick, Ray Bradbury, es imprescindible, claro, Patrick Rufus, Brandon Sanderson...

Los dragos pueden recordar a la raza de los dracónicos de Dragones y Mazmorras. ¿Se han inspirado en ellos o tenían en mente otro tipo de criaturas al escribir?Aunque somos conscientes de los dracónicos de Dragones y Mazmorras, queríamos crear una raza que fuera única para Terradraga. De hecho, esta es una de las peculiaridades de esta historia en la que hemos creado una especie única como son los dragos, de la que no se había hablado hasta ahora. Los dragos no son ni humanos ni dragones, sino una fusión de ambos, con su tipología, sus peculiaridades vinculadas al uso del fuego, a
sus escamas, de ahí que hayamos creado un glosario para que el lector pueda comprender y profundizar en este universo fascinante que desplegamos en Terradraga.

En Terradraga han construido su mundo, tanto geográfica como socialmente. ¿Ha sido difícil crear las bases de un universo y conseguir que su funcionamiento y su pasado tuviera sentido en el presente?Fue un desafío, pero también una de las partes más emocionantes del proceso. Crear un mundo coherente y funcional requiere mucho detalle y planificación. Nos aseguramos de que cada aspecto del mundo, desde su geografía hasta su historia y estructura social, fuese coherente y tuviera un propósito claro en la historia. No solo desarrollamos los personajes, sino también la flora, la fauna, las características precisas de cada región de este universo nuevo en el que se ubica la península de Terradraga. Como periodistas, nos tomamos la veracidad muy en serio, así que consultamos a un astrólogo, también a músicos, a expertos forestales, además de profundizar en todo lo relacionado con el fuego y sus propiedades o incluso en los saurios, como una forma de entender lo que podría ser un cuerpo cubierto de escamas. También hemos contado con los maravillosos mapas de Fernando López Ayelo, en los que van a poder seguir los pasos de los protagonistas, tanto por la península como por la ciudad de Ssixo.

César, hace poco publicó su primer libro, 83 segundos. ¿Cómo es pasar de una novela más realista, aunque con toques de ciencia ficción, a escribir una historia fantástica como esta?César G. Antón: Es posible que no sea el camino más coherente para un escritor ir saltando de un género a otro, pero hay más puentes de los que parece entre la ciencia ficción y la fantasía. Terradraga es una novela muy disfrutona, es una novela épica, clásica en muchos planteamientos, de fantasía pura. Pero innovadora en otros. Ha sido un lujazo de proyecto.

En el caso de Paula, viene de escribir no ficción y también un libro juvenil. ¿Ha sido muy diferente escribir Terradraga?Paul Gonzalo: En realidad no ha sido tan distinto como podría parecer. En Tex Patton y la isla de plástico también tuve que enfrentarme a la creación de personajes con capacidades sobrenaturales, así que ya tenía cierta experiencia en ese aspecto. Sin embargo, Terradraga fue mucho más costoso y extenso en términos de trabajo porque implicó la creación de un universo muy complejo. La principal diferencia ha sido cambiar el tono, ya que este es un libro para adultos, aunque a partir de 12 o 13 años considero se puede leer casi cualquier libro.

Sobre Tex Patton y la isla de plástico, es un libro que conciencia sobre la contaminación del mar y va dirigido a un público joven. ¿Sintió presión al dirigirse a las nuevas generaciones?P: Presión no, responsabilidad siempre, sobre todo al dirigirme a un público preadolescente. Como periodista sentía que los más jóvenes tienen un acceso complicado a la información y, aunque ya son generaciones muy concienciadas con el cambio climático, sentía que debían conocer qué está sucediendo con nuestros océanos en relación a la contaminación por plásticos y microplásticos, y también cuál es la función climática de nuestros océanos, que son el gran pulmón del planeta y también el gran sumidero de CO2. Esta es una realidad que va a afectar directamente a su futuro y por eso desarrollé una unidad didáctica con la que visito un montón de colegios y les hablo de esta realidad que les afecta de una forma tan directa. Uno de los aspectos más maravillosos de escribir para un público joven es el trabajo en el aula y lo cierto es que ya vamos por la segunda edición y no esperaba la estupenda acogida que el libro sigue cosechando en este terreno.

¿Creen que el género fantástico se suele desmerecer, igual que se minusvalora el juvenil o el infantil?Sin duda, es una buena comparación. Tanto el género fantástico como el juvenil e infantil a menudo se enfrentan al estigma de ser una literatura menor, pero también creo que estamos viviendo un cambio de paradigma. Siempre se ha escrito muy buena literatura infantil y juvenil en nuestro país, y ahora estamos en un momento de esplendor de ambos géneros. Autoras como Mariana Enríquez han logrado trascender esta barrera invisible de los géneros al publicar en una editorial como Anagrama. Esta autora, que es una defensora de lo fantástico y de la literatura de terror, entre otras, ha logrado ganar con Nuestra parte de noche el premio Herralde, el de la Crítica y el Celsius, así que consideramos que lo fantástico está rompiendo prejuicios significativos.

Por este mismo motivo, muchos podrían pensar que una historia de fantasía medieval, con seres monstruosos, dragones y magia, es algo alejado de dirigir programas informativos, que es a lo que se dedica usted, César. ¿Entiende estos prejuicios?C: La fantasía es muchas veces la mejor forma de reflexionar sobre la realidad. Juego de tronos tiene análisis políticos, sociológicos y éticos más acertados que muchos ensayos sesudos. Terradraga está llena de intrigas, desigualdad, racismo, lucha de clases... Dentro de una trama trepidante y épica hay mucho que uno puede aprender, empezando por el lema de la resistencia: Un drago, un fuego; unidos, un incendio.

¿Cómo es escribir entre dos? ¿Más difícil que en solitario a la hora de aunar estilos? ¿Se reparten los capítulos?Es necesaria una gran confianza, humildad y compenetración para escribir a cuatro manos. En nuestro caso, César diseñaba de forma más precisa la escaleta de la acción, Paula convertía ese texto en relato, aunque los dos hemos hecho de todo. Los dos hemos diseñado
tramas nuevas, escrito y corregido capítulos, diseñado personajes… Lo cierto es que ha sido muy divertido y enriquecedor y un trabajo muy consensuado.

¿Cómo fue su unión para este proyecto? ¿Al pensar en la historia en todo momento les vino a la mente el nombre del otro?Nosotros veníamos de trabajar mano a mano en 83 segundos, con lo que se había establecido ya una dinámica de trabajo agradable, así que ponernos a trabajar en Terraraga fue más sencillo. César tenía una idea original basada en los dragos como mitad dragones, mitad humanos, que a Paula le apasionó y nos pusimos a construir este mundo propio con la idea de hacer algo singular, lleno de acción, intrigas palaciegas y personajes fascinantes.

¿Y de dónde viene el nombre Arden Montag?Arden Montag es un nombre que combina elementos que ambos sentimos que resonaban con la esencia de nuestra historia. 'Arden' evoca una sensación de ardor y pasión, mientras que 'Montag' es un guiño a Guy Montag, protagonista de Fahrenheit 451, y también a la editorial que ha apostado por nosotros como es Minotauro, responsable de convertirnos a todos en lectores de fantasía al traducir y publicar a Tolkien al español, así como a nuestro admirado Ray Bradbury.

Por último, ¿tienen en mente que sea una saga o se quedará en un único libro?Tenemos muchas ideas y material que no logramos incluir en Terradraga, así que es muy posible, todo depende de cómo respondan los lectores. Lo que sí queríamos es que el libro fuera autoconclusivo y que si el lector quiere disfrutar únicamente de este libro no tenga que sumarse a toda una saga.